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NO !!! A LAS MINAS A CIELO ABIERTO

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NO A LA CONTAMINACION DE LA CORDILLERA DE LOS ANDES

lunes, 24 de octubre de 2016

VALPARAISO Y VIÑA

VALPARAISO Y VIÑA DEL MAR

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Valparaíso es una ciudad donde vive el color. No es una ciudad uniforme en cuanto al color de los edificios, sin importar que pertenezcan al gobierno o a particulares.

Es una ciudad edificada sobre cerros, por lo tanto las pendientes de las calles son de cuarenta grados o mas y me llama la atención la velocidad con que se conduce.

Es una ciudad agradable, de casas bajas pero al mirar hacia arriba se ven las edificaciones que se asoman a la nada, como si estuvieran colgados del cerro.

Cada casa luce un color distinto, sin el predominio de uno en particular. Son colores intensos que le ponen su cuota personal a la ciudad portuaria.

Los habitantes son orgullosamente "Porteños", ese es el gentilicio y se debe (al igual que en Buenos Aires) a que son naturales de una ciudad portuaria.

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Además de los colores de las casas, también se pueden observar exquisitos murales callejeros que recuerdan a Violeta Parra, a Víctor Jara, a Salvador Allende, a los orígenes indígenas de los habitantes de Chile, o a la inspiración del realizador.

En algunas paredes se pueden leer fragmentos de las Odas de Neruda o de algún otro poeta chileno.

Me llama la atención que no hay pintadas alusivas o contrarias al gobierno, teniendo en cuenta que en estos días se están celebrando las votaciones municipales.

Hay marchas por las calles, con banderas y cánticos, controladas muy de cerca por los carabineros. Por imágenes de los noticieros sé que las manifestaciones suelen ser violentas tanto por parte de los partidarios políticos como por los carabineros.

Ando por las calles, veo los camiones hidrantes amenazantes, pintados de color negro, que están detenidos a la espera de que una chispa los ponga en acción. Siento temor y me alejo de la zona.

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Me pierdo por las calles de Valparaíso, subo y bajo innumerables escalinatas. En algunas zonas para llegar a los barrios de "arriba" hay ascensores.

Me llaman la atención los vendedores de las calles. En sus puestos venden papel de baño de primeras marcas, cosas usadas como pedazos de caños de pvc, canillas, disfraces para la noche de brujas, discos de vinillo, viejos libros, algo de ropa y algunas artesanías muy bien elaborada.

El tránsito en general es ordenado a pesar de la velocidad. Hay muchos medios de locomoción para trasladarse.

Una curiosidad de todo Chile son los taxis colectivos, o sea hacen el recorrido de los colectivos, pero son autos y cada pasajero (según la capacidad del coche) paga su tarifa y desciende en el lugar que mas cómodo quede, dentro del recorrido prefijado.

También se puede utilizar los "trolis" que son viejos trolebuses que circulan por las calles de Valparaíso y constituyen una curiosidad.
Los trolis fueron construidos en Suiza en los años ´50 con restos de coches de la época de la guerra y todavía andan funcionando.

Añoro las cafeterías de Argentina. Es muy difícil encontrarlas, por no decir que no existen. No se puede pretender merendar o desayunar un café con leche con medialunas.

Para cenar opto por una ensalada y no hay vinagre. Pregunto cual es la razón de que falte ese condimento, me indican que en Chile no se consume.

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En la zona del puerto propiamente dicha se pueden comprar productos de la pesca muy frescos. Se observan los barcos, botes y redes muy coloridos.

El aire está impregnado de un fuerte olor a pescado . A medida que se va avanzando los aromas cambian. Por un lado está el característico olor a pescado fresco y por otro el aroma de las distintas cocinas que ofrecen sus diversos platos.

Me llaman la atención los gaviotones, no imaginaba que fueran tan sociables, tan mansos, tan enormes.





A una corta distancia de Valpo (como se conoce a Valparaíso) se encuentra Viña del Mar. Conocida por su festival de música y su playa que es deliciosa.

Viña del Mar es una ciudad donde vive el color y las flores. Se puede observar en una plaza un reloj de flores y el nombre de la ciudad escrito con pequeñas plantas muy verdes.

Frente al reloj de flores se encuentra una hermosa escultura del mundo. Allí observo un pajarito que trata de anidar en el globo terráqueo, casi como un símbolo de paz.

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Me quedo en la playa de Viña del Mar, agradable, con un Pacífico que rompe en la costa con mucha fuerza.

Miro un punto en el horizonte, hasta que los pelícanos hacen un vuelo rasante sobre el mar. Con su pico en forma de bolsa hacen mi delicia. Los miro como vuelan, se alejan, regresan, siempre en formación, tal como se los ve en las películas de los dinosaurios de Spilberg.

Pensando en la película, voy desgranando mi próximo destino.

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A todo esto "Cascote" sigue a la espera de su destino

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1 comentario:

Fernando dijo...

Curioso lo de los desniveles, Alma. Cuando visitas una ciudad así siempre piensas que es hermoso de ver pero que la vida diaria allí debe ser difícil. Y simpático lo de los ascensores para ir de un barrio a otro, así funcionan en Lisboa.

Extraño lo de "porteño": se supone que habrá cientos de ciudades en Argentina y Chile cuyos habitantes son "porteños". Pensé que era un apelativo sólo de Buenos Aires.

Lamentable lo de las manifestaciones violentas. En Madrid sabemos algo de eso. Si encima son por algo tan trivial como unas elecciones municipales, pues mucho peor. Hiciste bien en irte.

Triste lo de las cafeterías. Comprendo que las echaras de menos. Será por eso -entre otras cosas- por lo que los chilenos son tan trabajadores, sin poder pasar horas y horas ahí, como los argentinos y los españoles.

Hermoso el mar. Eso siempre es una bendición de Dios para los que vivimos en el interior.

Simpático la visita a Viña del Mar. Cuando yo era niño retransmitían en España el festival. No sé por qué dejaron de hacerlo.