ESCRIBIENTES

ESCRIBIENTES

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Desconozco si en los programas escolares, se sigue enseñando como escribir cartas.

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En la escuela a la que yo concurría, era un clásico escribir en forma prolija y con letra legible una carta, luego se visitaba la oficina de correo y se "despachaba" la carta a su destinatario.

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Desde el momento en que adquirí este conocimiento, nadie de mi entorno se salvó de tener mi carta. Las tías, amigos de mi padre, los tíos, padrinos, maestras, compañeras de colegio y cuanta persona yo conociera... allá iban mis escritos, y creo que esta modernidad del blog, es una manera de escribir cartas p'a que en lo posible mucha gente la lea.

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Resulta que hoy por hoy, otros medios de comunicación superan en velocidad y eficiencia a las viejas cartas, sin tener, a mi criterio, esa calidez que encerraba un sobre blanco en el cual se atrapaban afectos, amores, enojos, dibujos y hasta flores secas perfumadas que hacíamos llegar a nuestros seres queridos.

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En lugares lejanos como en la India, existen servicios de escribiente público, como el Sr. G.P.Sawant, quien tiene en su haber alrededor de 10.000 cartas escritas por encargo.

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El Sr. Sawant llegó a incursionar en el negocio de la escritura en el año 1982, cuando ganó un contrato gubernamental, para un puesto dentro de las oficinas de correos, en su pueblo: Mumbai.

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En poco tiempo se ganó la reputación de buen escritor de cartas, entre los analfabetos y las prostitutas, a quienes nunca cobró por sus escritos.

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Al New York Times el Sr. Sawant le contó que, a menudo llegaban mujeres golpeadas, hambrientas y presas de soledad, quienes necesitaban que alguien convirtiera sus palabras habladas en letras escritas a mano para enviar a sus pueblos, junto con falsas esperanzas, falsas afirmaciones de tener empleos estables en tiendas, almacenes o en el cine.

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En dichas cartas no se debía mencionar los burdeles, las palizas ni las violaciones que sufrían a diario y anexaban giros postales con las rupias adquiridas con tanto sacrificio, como así también instrucciones de como gastar el dinero, ya que los destinatarios en su mayoría eran analfabetos como ellas y vivían en paupérrimas condiciones en el campo.

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Muchos de los clientes del Sr. Sawant lo llamaban "hermano" y ataban un cordón alrededor de su muñeca cada año, según la tradición hindú y a veces mencionaban su puesto en Mumbai, como dirección. Este hecho produjo que a veces algún padre desconfiado se presentara ante el escribiente quien, tras saludarlo amablemente, nunca revelaba el trabajo o paradero de la mujer buscada. "Ese es el código de honor" - dice - "cuando vives de escribir cartas, los secretos te lo llevas a la tumba".

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Comenta también que nunca quiso escribir cartas donde se comercia con el amor. "El amor es caprichoso y peligroso, los amantes mientes, engañan, ofrecen su amor y lo rescinden" dijo.

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Sin embargo, este artesano de la escritura, actualmente se encuentra sin trabajo y piensa en que su "profesión" a desaparecido en manos de la telefonía celular, donde en poco tiempo hizo que la carta personal se vuelva obsoleta.

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El Sr. Sawant no experimenta amargura, al contrario le dijo a los periodistas que "está feliz de quedarse atrás si su país avanza".

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