UN BUEN GUISITO

UN BUEN GUISITO.

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Todos tenemos un tío, que es nuestro compinche, es quien nos acompaña en nuestros juegos de la niñez, es quien nos acompaña cuando somos adultos y quien nos pone el hombro cuando estamos melancólicos o se ríe con nosotros cuando estamos alegres.

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En mi caso personal, mi tío Manuel, a quien en el campo lo apodaban Manungo o Pive, era el tío que siempre estaba en casa. Nunca pensé que un día se me iba a ir, pero eso pasó hace dos años. Una víspera de navidad del año 2006 simplemente se fué, mansamente, con su 100 años en su haber, con muchas historias p'a contar, con mucho amor p'a dar, sobre todo en los últimos años de su vida donde necesitaba casi imperiosamente que lo besaran como muestra de afecto.

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Mi tío que vivió tiempos difíciles, casi no recordaba haber jugado en su niñez. Alguna vez se lo pregunté y me contaba que con 6 años aproximadamente, mientras su madre - mi abuela - trabajaba en el campo con el arado de mancera, él se quedaba al costado del alambrado cuidando a un bebé, que era mi padre.

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Mas grande lo mandaron a trabajar de "boyero" denominación que se da en nuestras pampas a quien cuida los animales en el campo.

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Ya mayor se ganaba sus pesos como cocinero, en épocas donde se trabaja muy duro en el campo, ya que si bien había aparecido la trilladora, aún así, con este adelanto, se necesitaban muchos brazos - de hombres, mujeres y chicos - que supiesen manejar la horquilla p'a poder levantar la cosecha.

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Fue así que mi tío Manuel aprendió a preparar un buen guiso carrero, con lo que tuviera a mano, para poder alimentar a los hambrientos cosecheros.

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Cada tanto, preparaba en casa un guisito, pero esta vez, con todos los ingredientes, que a excepción de la carne, generalmente se cultivaba en la huerta de la casa grande del campo, donde todos vivíamos.

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Días pasados escuchando a José Larralde interpretando su milonga fogonera "Bajo el Tinglao", pensé que a mi tío esa letra le hubiera encantado, ya que refleja, lo que fue su trabajo y como preparaba su célebre guisito.

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. Echele fuego a la olla, no tenga miedo cuñao, .

que el guiso con poca leña le va a salir sancochao. .

No le mezquine fideos, aunque muera reventao .

que aunque parezca mentira, morir lleno no es pecao. .

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P'a que andar con tanta vuelta .

todo junto y mixturao .

no se nota lo que suebra,

ni lo que le haya faltao. .

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Hechele y p'a que no digan, .

que ni gusto le ha sacao, .

un chorrito de salmuera, .

y un insulto bien hablao.

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Ahí anda Don Casimiro, .

medio curcuncho y quebrao, .

cocinero de la estancia, .

mas ligero que un purgao.

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Ahí anda Don Casimiro, .

bien roñoso y alunao, .

escondiendo entre los cueros, .

los vicios que ha caloteao. .

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Un viejo talón partido, .

medio curcuncho y quebrao, .

cantaba y p'a que no peguen, .

siempre se hacía el mamao. .

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Échele fuego a la olla, .

hirva mugre sin cuidao, .

los chanchos están esperando .

mateando bajo el tinglao. .

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Cae al plato de aluminio .

un caracú ya soplao, .

tobiano por la tierrita de papa .

que ni han pelao. .

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Toda la vida es un guiso .

cuando uno anda mal pisao, .

guisito de fuego lento .

pero a veces requemao. .

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Hoy quise compartir, un guisito carrero, que si bien es un plato que se consume preferentemente en invierno, vale la pena tener en cuenta entre nuestras recetas tradicionales, y de esa manera mantener vivo el recuerdo de mi tío.

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