Una historia de amor

UNA HISTORIA DE AMOR

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"....el amor tocó a mi puerta nuevamente. Fué la historia de un amor imposible. Mamá se opuso desde el comienzo hasta el fin de la relación. No quería que lo viera, ni que saliéramos juntos, ni que habláramos por teléfono, ni que lo nombre, y menos, mucho menos que leyera sus cartas de amor.

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Su nombre completo lo puedo decir, porque ya no está entre nosotros ... vive en Shangai hace dos años. Osvaldo García Termo era despachante de aduana, diez años mayor que yo, un hombre romántico y caballero como pocos. Con él aprendí a bailar tango, a comer con palitos y a cantar karaoke. Teníamos muchos proyectos para un futuro juntos, que se fueron esfumando uno a uno por la resistencia de mamá de aceptarlo en la familia.

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Si él le mandaba flores para su cumpleaños, ella las tiraba; si llamaba y ella atendía, le cortaba. Para encontrarnos tenía que mentir. Así pasaron tres años, hasta que Osvaldo terminó por cansarse de la situación y comenzaron las discusiones. Yo trataba de justificar a mamá, y un día todo llegó a su fin.

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El me puso entre la espada y la pared: "O tu mamá o yo", fueron sus palabras.

Tardé en entender el significado de esa frase. "¿Que oyó?", le preguntaba una y otra vez, pero él pensó que me burlaba.

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Y como no tuvo ganas de explicarme que tenía que decidirme por alguno, se fue. Sin despedirse y sin saludar a mamá.

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Yo sufrí mucho, lloré a mares, traté de olvidarlo evadiéndome de la realidad. Por un tiempo no compré mas el diario. Ni le compré mas pilas a la radio. Igual lo extrañaba, es la primera vez que lo cuento. Con mamá estuve un poco enojada, pero después se me pasó, y fue ahí cuando me explicó las razones de su desprecio a Osvaldo.

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Resulta que ella leía las cartas que él me mandaba; no eran sus palabras lo que la molestaban, sino la forma en que se despedía. Si él hubiera firmado "Tu Osvaldo" en lugar de firmar con sus iniciales como siempre lo hacía (" Tu O.G.T."), tal vez todavía estaríamos juntos. Mamá juraría hasta el último día de su vida que ese hombre me enviaba mensajes subliminales en la correspondencia. Nunca supe que son los mensajes subliminales, pero por las dudas cuando me mandan mensajes por el celu los elimino si leer."

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Fragmento de "Manual para la vida de la boluda total"

Fabio Diego Alberti.

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En estos días se festeja San Valentín o el día de los enamorados. Muchos dicen que es un invento comercial, otros que es una festividad ajena a nuestra tierra y otros simplemente la ignoran.

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Ya he explicado que en la zona del litoral argentino, existen tradiciones que se asemejan a esta celebración y a mi me gusta celebrarlo por el amor mismo.

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Escuchaba en la televisión a un conocido chef que decía que si en la cocina no existe amor entre la cebolla, el ajo y el tomate - por ejemplo - no podríamos disfrutar de su sabor.

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En ese orden de ideas, creo que en esta fecha hay que celebrar el amor. El amor de mi pareja, el amor de mis amigos, de mis amigas, de los chicos que me regalan sus besos pegoteados de moco y caramelo, el amor de los abuelos.... el amor mismo, porque para poder recibirlo tuve y tengo que ganármelo, seducir, trabajar por él.

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