BOMBEROS

BOMBEROS

En mi caso personal, debo confesar que nunca aprecié demasiado el trabajo de los bomberos, sean voluntarios o no. Siempre los asocio con los desfiles, en el aniversario de la autonomía del pueblo, con su uniforme planchado, sus botas lustradas, sus autobombas relucientes. También en la gran ciudad se los suele ver en las esquinas vendiendo rifas, o rescatando alguna intrépida mascota o realizando alguna tarea mas triste como es el de retirar algún suicida del lugar del hecho. Nunca aprecie algo mas que verlos pasar rápidamente, con el ulular de su sirena En cambio, hoy a la tarde, en una tarde calurosa como pocas, donde el pavimento quemaba, en la zona de Once, en plena ciudad de Buenos Aires, se produjo un terrible incendio en un depósito de cotillón. Allí acudieron alrededor de doce dotaciones de bomberos, que en ardua tarea trataban de extinguir el fuego. Cuando escribo estas líneas, hace aproximadamente unas diez horas que estan en un mano a mano con el fuego, y con el peligro de derrumbe. Quiero compartir estas imágenes, que cuando las ví, me cortaron el aliento y no podía separar los ojos del televisor, porque a centímetros de ese infierno, estaban ellos, dos bomberos, anónimos, si bien contando con los equipos necesario, luchando a costa de su integridad en este, por ahora desigual juego

Me dejaron sin aliento. No sé como se llaman, pero seguramente tendrán hijos, hermanas, madres, novias, mujercita, padres, abuelos, gato, perro, vecino.

Y no me puedo poner en la cabeza de estos bomberos, ni en su familia, para describir que se siente.

Tal vez, uno de ellos sea mi vecino, y yo no me dí por enterada

A ellos, a los bomberos, esos anónimos servidores, mi aplauso por su valentía y su entrega, a pesar de que digan que es su trabajo y le pagan para realizarlo.